El uso medicinal del cannabis, sobre todo del CBD (Cannabidiol) y el THC (Tetrahidrocannabinol), ha aumentado extraordinariamente en los últimos años. Existen evidencias significativas en la bibliografía científica y clínica acerca del poder terapéutico de dichos preparados en el tratamiento de los síntomas de diversas enfermedades, como el insomnio, la ansiedad y el tratamiento del dolor, entre otras. No obstante, es necesario tener en cuenta algunos factores importantes para optimizar sus posibles beneficios terapéuticos y reducir sus posibles efectos secundarios.

Las siguientes recomendaciones son las facilitadas por el Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OEDCM)

El cannabis es una planta con una gran diversidad de quimiotipos, cada uno de los cuales contiene distintas proporciones de principios activos (cannabinoides). Por tanto, cuando se consume un preparado de cannabis medicinal es absolutamente necesario conocer su composición en cannabinoides, especialmente los dos más relevantes: ∆9-tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD).
El THC actúa a través de receptores específicos situados en la superficie de nuestras células, específicamente los receptores cannabinoides CB1 (muy abundantes en el sistema nervioso central y responsables de los efectos neurológicos del THC) y los receptores cannabinoides CB2 (muy abundantes en el sistema inmune y responsables de los efectos anti-inflamatorios del THC). El CBD se une con muy baja afinidad a dichos receptores CB1 y CB2, pero ejerce, mediante mecanismos alternativos, efectos anti-inflamatorios y anticonvulsivantes, además de impedir algunos efectos psicotrópicos no deseados del THC como psicosis, ansiedad y descoordinación. Por tanto, suele ser recomendable que las preparaciones de cannabis medicinal posean una composición balanceada de THC y CBD, aunque con ratios diversos en función de la enfermedad a tratar.
El contenido en cannabinoides de un preparado de cannabis depende de factores como la raza de la planta, su forma de cultivo y la técnica de extracción. Es por supuesto muy importante que el preparado a utilizar, además de poseer una composición conocida de THC y CBD, no contenga metales pesados, microorganismos patógenos (bacterias y hongos), pesticidas u otros componentes que puedan resultar perjudiciales para la salud.
Es obvio que el cannabis no es una panacea, pero sí posee propiedades terapéuticas para el tratamiento sintomático de algunas enfermedades. Entre ellas destacan diversos cuadros de dolor crónico, trastornos motores asociados a la esclerosis múltiple, caquexia en cáncer o sida, vómitos y náuseas asociados a quimioterapias oncológicas, convulsiones en epilepsias infantiles y desórdenes inflamatorios gastrointestinales.
Como en el caso de cualquier otro medicamento, la persona que desea usar preparados de cannabis medicinal puede ser desde alguien que lo ignora todo sobre los cannabinoides hasta un experto consumado en la materia. En este sentido, el conocimiento del cannabis medicinal está evolucionando muy rápidamente y el hecho de que el paciente posea al menos algunas nociones al respecto es importante para consumirlo correcta y responsablemente. Existen numerosas publicaciones para ayudar a adquirir dichos conocimientos, además, lógicamente, del asesoramiento que pueden proporcionar profesionales especializados de la salud (médicos, psicólogos, enfermeros…) que estén capacitados para hacerlo.
La forma de consumir cannabis medicinal de manera más segura y eficaz (vaporizado, en aceite, en tintura o en crema) dependerá de numerosos factores como los síntomas a tratar, los antecedentes médicos, la edad y el peso corporal, la medicación concomitante, etc. No es en principio aconsejable fumar cannabis debido al riesgo que ello supone de poder desarrollar enfermedades cardiopulmonares.

Es altamente recomendable que el paciente solicite la asistencia de un médico u otro profesional de la salud. Hay que tener en cuenta, no obstante, que muchos profesionales de la salud desconocen la existencia en nuestro organismo del sistema endocannabinoide y las posibles aplicaciones terapéuticas de los cannabinoides. Ello se debe, en parte, a que estos conocimientos son relativamente recientes y también, quizás, a los prejuicios o estigmas que han acompañado al uso de la planta con fines recreativos. En cualquier caso, esta situación va cambiando progresivamente al existir numerosas publicaciones especializadas sobre este tema. Algunas asociaciones, como el OECM (Observatorio Español de Cannabis Medicinal) o la SEIC (Sociedad Española de Investigación Sobre Cannabinoides), pueden proporcionar en nuestro país asesoramiento sobre cannabis medicinal a cualquier profesional que lo desee. Además, la IACM (International Association for Cannabinoid Medicines) posee un portal electrónico muy detallado y actualizado acerca de los posibles usos terapéuticos del cannabis y los cannabinoides.
Resulta muy aconsejable informar al médico especialista habitual de la intención de usar cannabis con fines medicinales para que pueda evaluar correctamente la evolución clínica del paciente, las interacciones medicamentosas, etc. Esto es recomendable aun en el caso de que el especialista desconozca la posibilidad de usar el cannabis medicinalmente.
Muchas asociaciones de pacientes de cannabis medicinal disponen de un servicio médico que puede expedir un certificado para justificar, ante las autoridades, el consumo por razones médicas de preparados de la planta. A su vez, dicho servicio puede actuar como interlocutor con el médico habitual que esté tratando al paciente.

01 Antes de automedicarte con cannabis consulta con un médico de confianza e informa a tu médico habitual. Si éste carece de conocimientos sobre el uso medicinal de los cannabinoides, descárgate este documento y entrégaselo.

02 Consultar con tu médico antes de utilizar cannabis medicinal es especialmente importante en el caso de que estés embarazada o tengas intención de estarlo y/o en el caso de que padezcas algún trastorno psiquiátrico, así como si estás utilizando cannabis y experimentas algún tipo de efecto secundario preocupante. La adolescencia es también un periodo de elevada vulnerabilidad a los efectos neurológicos no deseados del cannabis.

03 Recuerda la existencia de gabinetes terapéuticos en diversas asociaciones especializadas en cannabis medicinal. Están para asesorarte en tu correcto tratamiento con cannabinoides, por ejemplo en vías de administración, dosis, composiciones, etc.

04 El preparado de cannabis medicinal que vayas a utilizar debe poseer análisis y/o certificaciones fiables sobre su calidad y composición, así como sobre la ausencia de productos tóxicos.

05 El cannabis es un medicamento muy seguro (no es citotóxico, ni mutagénico, ni es letal por sobredosis…), pero obviamente no es inocuo y posee efectos secundarios (sobre todo psicotrópicos) que deben tratar de minimizarse. Infórmate bien acerca de ellos antes de su uso, y consulta además si pueden existir contraindicaciones o interacciones con tu medicación habitual.

06 Tanto si consumes marihuana como aceite de CBD es muy posible que des positivo en los análisis de tráfico, tenlo en cuenta. Solicita un certificado de tu uso del cannabis como sustancia medicinal.

07 Sé muy cuidadoso con el cannabis que estas utilizando. Guárdalo en un lugar seguro lejos de la vista y el alcance de los niños y/o terceras personas.