Cambio de paradigma: Del prohibicionismo a la reducción de riesgos.

El prohibicionismo ha demostrado ser ineficaz en cuanto a sus objetivos –ya que no cumple con sus metas de reducir el consumo, ni mucho menos eliminarlo por completo-, ineficiente económicamente –cuesta cantidades ingentes de dinero, obteniendo a cambio unos resultados muy pobres cuando no inexistentes- e injusto socialmente –se ceba especialmente con las minorías étnicas y los colectivos más desfavorecidos económicamente- lo que se puede ver en el hecho de que mientras que el consumo de sustancias es transversal en la sociedad (en cuanto a género, clase, etnia etc.), las sanciones y penas de prisión no lo son. Los efectos perversos del prohibicionismo han provocado mayores problemas socio sanitarios (violencia, corrupción, epidemias etc.) de los que pretendía evitar en un principio.

"Los usuarios terapéuticos han de tener un espacio propio, donde primen criterios científicos, la objetividad y la rigurosidad, en un asunto tan importante y trascendental como es la salud".

Ante este panorama, los expertos en la materia y la comunidad internacional cada vez se muestra más proclive a cambiar el paradigma que guía actualmente la acción en las políticas de drogas en la mayoría de los países; se propone sustituir el enfoque prohibicionista y la actuación policial, por el nuevo paradigma de la reducción de riesgos y la actuación sanitaria con el fin de combatir los problemas socio sanitarios que pueden generarse con los consumos compulsivos o problemáticos de las sustancias ahora fiscalizadas.
Para el ámbito que nos ocupa, el cannabis medicinal, el prohibicionismo ha tenido y tiene unas consecuencias muy graves: por un lado, desde los años cincuenta en los que se declaró la planta del cannabis sativa como una sustancia peligrosa (sin evidencia científica alguna y con una fuerte carga moralista e incluso racista), la planta pasó a considerarse sin ningún valor terapéutico (obviando así miles de años de uso medicinal y sus múltiples propiedades); por otro lado, en la actualidad, debido a la prohibición de la planta, a los investigadores biomédicos que trabajan con cannabinoides se le ponen muchísimas dificultades a la hora de poder realizar ensayos clínicos donde se administren a personas cannabinoides fiscalizados como el THC, a pesar de lo esperanzadores que son los resultados de la experimentación en ensayos pre-clínicos in vitro e in vivo -en roedores- sobre el potencial de los cannabinoides como agentes antitumorales (anteriormente citados).
Una de las razones de ser de Medcan es la de proporcionar información detallada, objetiva y fidedigna al gran público sobre el cannabis medicinal y las propiedades terapéuticas de los cannabinoides.

reducción riesgos cannabis medicinal

Para ello, nos basamos en la evidencia científica disponible, en nuestro espacio puede encontrar diferentes dossiers sobre publicaciones científicas relativas al cannabis y los diversos usos medicinales en cada una de las patologías susceptibles de ser tratadas con cannabis. El equipo de Medcan consta de un médico colegiado especialista en el sistema endocannabinoide y los fitocannabinoides, un fisioterapeuta y un antropólogo médico. Para una total seguridad en el uso medicinal de cannabinoides realizamos un control exhaustivo mediante analíticas de laboratorio de todos los productos de los que disponemos. Asimismo, nuestro equipo realiza un seguimiento particularizado de cada uno/a de los/as pacientes.
Hasta hace no mucho tiempo los/as usuarios/as medicinales se veían en la obligación de recurrir al mercado negro para poder obtener su cannabis medicinal, teniendo que consumir un cannabis del que desconocían las proporciones que contenía de THC, CBD y otros cannabinoides, así como si estaba adulterado, contaminado por metales pesados o insecticidas (provenientes de la tierra, el agua o los productos químicos que se hubiesen podido utilizar durante el proceso de cultivo de las plantas).
Con la irrupción de las asociaciones de consumidores de cannabis en España (sobre todo en el País Vasco y Catalunya), muchos usuarios terapéuticos han encontrado una vía alternativa al mercado negro, donde pueden por lo general obtener más y mejor información sobre la planta y un cannabis de una cierta calidad en muchos casos. Sin embargo, la presencia de médicos o de personal sanitario especializado en cannabis medicinal es muy escasa, prácticamente anecdótica, en el escenario de los clubs sociales de cannabis. Con la mejor de las intenciones en algunas asociaciones de consumidores de cannabis se han dispensado aceites, tinturas y otros productos que contenían cannabinoides a usuarios medicinales sin el más mínimo control acerca de qué se estaba consumiendo exactamente, ni en qué proporciones, ni cómo se administraba, ni de qué manera se habían cultivado y procesado las plantas de cannabis sativa y de donde se extrajeron los cannabinoides.
Aun reconociendo el papel positivo que muchas asociaciones de consumidores recreativos de cannabis han tenido con respecto a los usuarios terapéuticos al alejarlos del mercado negro y proporcionarle cannabis e información de mayor calidad, creemos que los usuarios terapéuticos han de tener un espacio propio, donde primen criterios científicos, la objetividad y la rigurosidad en un asunto tan importante y trascendental como es la salud.